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El día que supe que tenía un embarazo ectópico

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“Tengo 39 años, y estoy intentando quedar en embarazo. Según las estadísticas, por mi edad tengo un alto riesgo de perdidas en dicha búsqueda, así que por favor, sea breve y dígame qué tenemos que hacer para evitar traumas físicos y estrés mental.”

Cuando llegué al consultorio de la gineco-obstetra le dije: “Doctora, yo soy consciente de mi situación y vengo preparada para esto. Tengo 39 años, y estoy intentando quedar en embarazo. Según las estadísticas, por mi edad tengo un alto riesgo de perdidas en dicha búsqueda, así que por favor, sea breve y dígame qué tenemos que hacer para evitar traumas físicos y estrés mental. Según mis síntomas, lo que leí, y algunas experiencias de amigas cercanas, yo podría tener un embarazo ectópico, y según tengo entendido es algo peligroso si no se atiende a tiempo. Así que dígame si ese es el diagnóstico, y los pasos a seguir.”

La doctora me miró y sonrió, “señora debo confesarle que me sorprende lo bien informada y lo tranquila que está. Efectivamente es lo que nos temíamos, un embarazo ectópico. Pero me tranquiliza saber que usted está preparada. A pesar de que una interrupción del embarazo no es lo ideal, su situación es favorable porque el embrión es muy pequeño, por lo tanto podemos detenerlo con una inyección de metotrexato. Eso nos permitirá poner fin a su crecimiento y luego de un par de meses ustedes podrán seguir intentando. Sin embargo, quiero aclararle algo, aunque la edad tiende a ser un factor importante en la concepción, este tipo de situaciones no están directamente relacionadas con ella, y son más comunes de lo que la gente piensa. Usted puede estar tranquila, no tiene problemas de fertilidad, ni hay nada malo con su cuerpo. Para que usted tenga una idea, la tasa de aborto en el primer trimestre se sitúa en torno al 15%, lo que ocurre es que nadie habla de ello.”

Después de esa cita, un par de test sanguíneos y la inyección de metotrexato, estuve tres semanas en observación a distancia, y una vez llegaron a cero mis niveles de GCH (la hormona del embarazo), la doctora me dio luz verde para retomar relaciones sexuales. No sin advertirme, que no podía quedar en embarazo por los siguientes tres meses, ya que el metotrexato tiene como efecto secundario malformaciones en caso de un embarazo. Así que ya más tranquila, retomé mis rutinas de alimentación saludable y un poco de ejercicio semanal.

Las únicas personas al tanto de mi situación en ese momento, eran mi pareja y dos amigas a quienes les conté por un impulso y sin mayor detalle. Pero fue solo hasta que me sentí fuera de riesgo, y luego del visto bueno de la doctora que decidí contarle al resto de mis amigas, en donde encontré la resonancia que tanto necesitaba y las historias comenzaron a fluir. La frase común: es más común de los que creemos, pero nadie habla de eso.

Lo curioso es que si hacen una tímida búsqueda en Google, encontrarán un sin número de artículos relacionados con este tema; cifras y casos puntuales en donde queda en evidencia que los embarazos fallidos, son una tendencia y no una serie de casos aislados. ¿Entonces por qué la afirmación, “nadie habla de ello?”, porque es cierto. Nadie habla de ello.

Todas sabemos que el aborto sigue siendo un tabú religioso, político y social, y que las mujeres que pasamos por ello, ya sea de manera voluntaria o involuntaria, siempre tendremos que afrontar las miradas de reproche o compasión, según sea el caso. Evitar esa situación podría ser considerada una de las razones para guardar silencio. Por otra parte, tenemos el descontrol hormonal y los cambios anímicos que enfrentamos, que pueden alterar la percepción ante cualquier palabra de consuelo que recibamos. Ahora es el momento para desmitificar el tema, tenemos que hablarlo con nuestras amigas y mujeres cercanas, compartir nuestras experiencia e informarnos. Es matemática, sabemos que al quedar en embarazo el 15 % de las mujeres corren el riesgo de sufrir perdidas.

Yo no me veía teniendo un hijo con esa pareja, no podía imaginarme embarazada, no me sentía preparada, simplemente no quería.

Mi relación con el aborto ha mutado.

Nunca he estado en contra, pero durante un tiempo manejé un discurso, que ahora considero, hipócrita y de doble moral. Durante años dije: “las mujeres deben ser libres para interrumpir un embarazo, para mí no existe razón para obligar a una adolescente a criar un niño cuando ella aún lo es. Sin embargo, cuando una mujer con una relación, un trabajo estable, y ya en sus 30 queda embarazada, definitivamente debería seguir adelante con su embarazo, abortar en una situación como esa, me parece irresponsable”. ¿Irresponsable?, el solo recordarlo me llena de vergüenza, debo decir a mi favor que era muy joven. 

¿Saben cómo cambié de opinión?, no fue gracias a un libro.  Simplemente llegué a ser una mujer de 28 años, con un trabajo, salario y relación estable, quien por un descuido quedó en embarazo. Yo no me veía teniendo un hijo con esa pareja, no podía imaginarme embarazada, no me sentía preparada, simplemente no quería. Y en ese momento entendí claramente, eso por lo que un grupo de mujeres valientes estaban luchando, nuestra libertad. Y es que solo alguien que ha pasado por esa situación puede entender el miedo que enfrentamos.

Nadie puede evitar que una mujer aborte, así como nadie puede evitar un aborto espontáneo. Y nuestro deber es hablar de ello, es la única forma en que nuestras experiencias podrán ayudar a otra mujer que lo necesite.

A veces siento que la discusión política, pública y mediática sobre la legalidad del aborto ha eclipsado otros espacios de conversación que son vitales. El boca a boca, el compartir experiencias difíciles frente a otra mujer. La sororidad, es importante para amortiguar el impacto emocional y físico que un aborto puede generar; tanto en una mujer que espera convertirse en mamá y sufre un aborto espontáneo, como para aquella que decide de manera voluntaria interrumpir uno.

No soy especialista en derechos sexuales y reproductivos, ni tampoco una autoridad en el entorno de nuestras líderes feministas, a quienes sigo y apoyo. Yo solo soy una mujer llena de opiniones y experiencias, que busca hacer eco sobre este tema, que sobrellevaríamos mejor en comunidad y si nos quitáramos la mordaza.

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3 thoughts on “El día que supe que tenía un embarazo ectópico”

  1. La lucha , la verdadera lucha es la que tenemos como seres humanos en nuestro interior para poder salir al mundo y decir y hacer los que realmente queremos. Estoy convencida que el amas fácil decir No quiero a decir No puedo. Esa realidad yo la viví con una endometriosis fuerte a mis 23 o 24 años, con la amputación de mi ovario derecho y años después con la del 40%de mi ovario izquierdo. Yo siempre había querido se mamá… Cuando? no lo sabía, solo se que lo deseaba …..pero con ese panorama la posibilidad se desdibujaba a una velocidad que me causaba un dolor profundo…. En Finn….. La historia es que años después llegó Valentina a mi vida… Llegó sin esperarla , llegó. … Llegó…. y mi panza creció. Y fueron nueve meses locos , increíbles y hoy trece años después mi amada Yury, uno mi voz a la tuya , porque mi proceso fue solitario, lo vivimos Juan y yo con mucha angustia, porque de eso de la endometriosis no se hablaba, porque te amputan una pierna , un brazo pero quién habla de un ovario? Me quitó la mordaza y me uno a la construcción de esa comunidad que permita realmente saber que no estamos solas…

  2. Yuri gracias! que buen ejercicio que haces de poner tu experiencia en palabras, para que más mujeres entendamos que muchas veces es sano compartir nuestro mundo interior. Entender que no somos las únicas y que no estamos solas es muy importante para nuestro género. Unidas somos mejores.

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